La familia pequeña ¿vive mejor?
Recientemente, la Secretaria de Desarrollo Social desató una polémica entre dos temas de relevancia nacional: los apoyos gubernamentales y la planificación (o no) familiar. Siendo más específica, los apoyos gubernamentales del Programa Oportunidades a población pobre o vulnerable, a mujeres y a indígenas. Sin afán de restar importancia al contexto de sus dichos o a las susceptibilidades que tocó en diversos temas (género, indigenismo, vulnerabillidad) me detendré a comentar sobre la supuesta realidad de que "las familias pequeñas viven mejor".
Conforme a cifras del Conapo, la tasa global de fecundidad de México en 2010 es de 2.28 hijixs por mujer, mientras que en 2015 se espera una reducción de casi .1 (2.19). En 1990 esta cifra fue de 3.36. Aunado a este cambio importante se observan también las diferencias entre periodos en la edad a la que se tenían los hijos. Mientras que a finales del siglo pasado menos del 40% de la madres eran jóvenes de 15 a 24 años, en la actualidad este porcentaje se incrementa a casi el 44% de las mujeres, lo cual se refleja en la reducción de la edad en la que las mujeres tienen hijos, es decir, después de los 35 años, las mujeres han dejado de tener hijxs.
Similar situación se observa en los estados con mayor porcentaje de población en pobreza extrema (CONEVAL): Chiapas, Guerrero y Oaxaca, donde en 2010, la tasa de fecundidad fue de 2.70, 2.69 y 2.56, respectivamente. Más alta que el promedio nacional. Sin embargo, en 1990 era de 4.3 hijx en promedio en estos tres estados, por lo que la tasa de fecundidad ha caído en cerca de 2 hijxs por mujer. Cifra muy alta en comparación de la nacional. Con respecto a las edades, se observa, al igual que los datos nacionales, un aumento en los nacimientos de las jóvenes (en Guerrero pasó de 10.9% en jóvenes de 15 a 19 años a 13.36%) y un decrecimiento en la natalidad de mujeres adultas. Se observa un crecimiento en el número de madres adolescentes en casi todos los estados de la
república.
II
Sin embargo, el contexto nacional no ha apoyado este esfuerzo. Conforme al propio Coneval, el precio de la canasta básica ha aumentado en más del 60% tanto en comunidades rurales como en urbanas, y cerca de 9 de cada 100 personas (8.9%) no puede acceder a ella. Los porcentajes de pobreza se han mantenido similares aunque con un aumento de 2008 a 2012 equivalente en números absolutos a más de 3.5 millones de personas.
Por otro lado, es cierto que la pobreza se encuentra principalmente en los hogares con población infantil y adolescente. El propio
Coneval señala que la pobreza extrema en este sector aumenta a un 12.1% con 3.6 carencias promedio (alimentación, vivienda y seguridad social). De 2010 a 2012 se ubican descensos en todos los indicadores de pobreza y de carencias. El informe señala que entre las principales condicionantes se encuentra ser o vivir en hogar indígena, rural, ampliado, con una alta tasa de dependencia, así como la edad y nivel educativo del o la jefa del hogar.
III. Mi opinión
Si bien la población mexicana ha hecho esfuerzos por reducir el número de bocas que alimentar (cuerpos que cuidar, mentes que educar, almas que proteger...) el contexto económico no ha hecho lo suyo. Los niveles de pobreza e inseguridad aumentan y la calidad de vida de los pobres y no tan pobres sigue cayendo en hogares con pocos hijxs y con muchos. Claro que en éstos es más difícil aún superar el ciclo de la pobreza.
Si bien los comentarios de Rosario Robles no me parecen discriminatorios, sí son por lo menos desinformados acerca de los índices de natalidad y de la caída en los niveles de bienestar tanto en hogares pobres como en no pobres. Comentarios desatinados también en su calidad de Secretaria de Estado (y no de temas poblacionales) ya que más que discursos axiológicos, su función radica en la creación e implementación de políticas públicas que generen resultados en la población derechohabiente, atendida en el marco de los programas sociales y con recursos públicos.